Las Formas Sociales de la Afectividad Colectiva_2

Teorías de la emoción

Planck (1910), un prestigioso físico, planteó en una de sus conferencias que aún cuando la física tenía la costumbre de explicar un fenómeno físico descomponiéndolo en sus distintos elementos, esto no implicaba que se perdiera “el todo”, porque así no puede entenderse ningún proceso, si se presume que todas las propiedades de un todo pueden ser comprendidas, estudiando sus partes se pierde la visión total de un fenómeno, además añade que esta es la misma dificultad que se presenta cuando consideramos la mayor parte de los problemas de la vida mental. (En Köhler, 1948/1972). Esta misma fragmentación es la que Fernández (2004) crítica, cuando nos menciona que por obra de Descartes la realidad se partió en dos: el pensamiento de la sociedad queda dividido en lo psíquico y en lo físico, lo tangible y lo intangible, dicotomías con las cuales el conocimiento y la realidad se vuelven mundos separados y a partir de que se divide el mundo, se fragmenta cada vez más todo y la sociedad se convierte en una entidad rota. Fernández (2004) señala que para el caso de la Afectividad es lo mismo: la sensación se separa del sentimiento, de la sensibilidad y de la percepción. Vivimos entonces de fragmentos de la realidad quedando seccionados en 5 ó 6 sentidos de la percepción, entre 8, 9 ó 10 emociones básicas, o entre lo biológico y lo social (y cuál de las dos puede más).

Para las teorías en Psicología Social el separar el todo en sus partes e intentar estudiarlas bajo una visión cientificista ha sido un común, la vida mental se fragmenta y estudia así, de manera que por un lado podemos tener estudios sobre el estrés que se enfoquen en la parte biológica y por otro estudios sobre la depresión que se enfoquen sobre los problemas individuales que nos llevan a estar en tal estado. Algunos estudios observan la genealogía de las emociones, otros, su función evolutiva, otros sus características sociales o biológicas, pero al terminar de leerlos las preguntas: ¿qué son las emociones?, ¿qué es un sentimiento?, en dónde están en la sociedad o si nada más implican cuestiones individuales y de relaciones. Todas estas preguntas quedan sin respuesta, u obtienen múltiples respuestas que quedan muy alejadas de lo que está aconteciendo en la realidad. Por eso, antes de introducirnos en el campo de la afectividad colectiva es importante revisar brevemente algunas de estas teorías, ver que plantean y entenderlas para saber por qué es importante para este proyecto el planteamiento de la llamada afectividad colectiva. Para Páez, Echebarría y Villareal (Echebarría y Páez, 1989), en la Psicología Social cuando se habla de emociones, afectividad, sensaciones, los Psicólogos sociales se están refiriendo al área de la Afectividad. A la Afectividad se le puede entender como “el color emotivo que impregna la existencia del ser humano y su relación con el mundo” (p. 43). Esto implica que la Afectividad son las relaciones que tenemos con el mundo y como seres humanos. Páez, Echebarría y Villareal (Echebarría y Páez, 1989), dicen que los sentimientos son un primer tipo de la Afectividad y son las reacciones subjetivas de pacer o displacer; la evaluación de los sentimientos es una de las maneras en que más se ha estudiado a los sentimientos, implicando a las reacciones de carácter negativo o positivo en relación a un estado u objeto social. Un segundo tipo de Afectividad que estos autores encuentran en la Psicología Social, es la de las emociones, las cuales serían más intensas que los sentimientos e implican manifestaciones expresivas, conductas, reacciones fisiológicas y estados subjetivos. Una emoción es un fenómeno afectivo intenso, breve, centrado en un objeto que interrumpe el flujo normal de la conducta. Por lo que respecta a las emociones esta, por ejemplo, el estudio del bienestar subjetivo y su relación con la afectividad y las emociones, el cual ha sido desarrollado mediante estudios correlaciónales y longitudinales que combinan elementos ideográficos y nomotéticos, esta línea de investigación ha sido realizada por psicólogos sociales y de la personalidad como Tellegen y Diener y por sociólogos de la salud como Thoits, los cuales buscan poner las dimensiones de la Afectividad y su relación con los elementos psicosociales y con rasgos de personalidad.
Según Valencia, Páez y Echebarría (Echebarría y Páez, 1989), las teorías sociológicas sobre las emociones se pueden ordenar en cuatro grandes campos:

1. Las estructuras sociales determinan las emociones por los patrones de experiencias que se distribuyen diferencialmente en estas estructuras sociales.
2. La socialización de la emoción genera variabilidad cultural y subcultural.
3. El actor construye las emociones a partir de las normas sociales, del lenguaje y de las definiciones de la situación que el utiliza y que la sociedad le ha dado.
4. Las emociones cumplen funciones sociales, es decir, sirven en ciertos contextos para mantener y reforzar el sistema de relaciones sociales. (p. 142)

El encontrar la respuesta a la pregunta: ¿Qué son las emociones? Es una cuestión que hasta ahora tiene muchas respuestas como veremos:

Algunas perspectivas

Estructura social y emociones.

Esta postura de “la estructura social”, determina a las emociones de acuerdo a la posición que ciertos grupos sociales ocupen; Kemper (1984, 1981, 1987) plantea que ciertos grupos tienden a sentir más intensamente o más a menudo que otros grupos sociales, por ejemplo, según Torregrosa (1983) las clases altas manifiestan un mejor estado de ánimo que las clases bajas, lo que se puede suponer que está asociado a las condiciones de vida (En Echebarría y Páez, 1989). La estructura no sólo abarca las condiciones de clases sino también contiene a la etnia, al rol sexual, y a la edad, etcétera, veamos que Echebarría y Páez (1986), dice que las mujeres por el papel que tienen en la sociedad tienden a manifestar más malestar somático, ansiedad, depresión y tristeza. Todo esto refuerza una asociación entre las emociones y la estructura social; las emociones son el resultado de las relaciones sociales.

Teoría de Kemper.

Kemper desarrollo una teoría “objetivo-estructural” de las emociones, en la que plantea que:

1. No hay plasticidad infinita en las emociones, y estas tienen determinantes fisiológicos innatos.
2. Las normas sociales y culturales no construyen las emociones. Estas son determinadas por las relaciones sociales. En particular, las emociones son el resultado de las consecuencias reales, anticipadas, recordadas o imaginadas de las relaciones de poder y de status. (Echebarría y Páez, 1989) Para Kemper (1981), la estructura social es sinónimo de orden vertical entre sujetos a lo largo de las dimensiones de poder y status. El poder es una acción coercitiva que produce una relación de control. El status es la aprobación o recompensa que un sujeto acuerda para con otro sin que medie la coerción. El poder y el status determinan entonces a las emociones. Kemper (1981) retoma a la fisiología con las emociones y las junta con las dimensiones de poder y status, con esto presenta un marco explicativo socio-fisiológico. Por ejemplo, el déficit de poder en un sujeto sería la condición social para la aparición de miedo y ansiedad, lo que a su vez estaría asociado a una reacción fisiológica específica, mediada por el sentimiento de las emociones de miedo y ansiedad.
Las emociones estarían determinadas por los efectos del status y las interacciones del poder, además permanecerían asociadas a los cambios fisiológicos. Kemper (1987), reconoce cuatro emociones básicas con una base fisiológica innata: miedo, rabia, alegría y tristeza; fuera de esto, reconoce que con la diferenciación social se puede dar un número ilimitado de emociones. Las cuatro emociones básicas de Kemper tienen un valor adaptativo, las emociones secundarias se construirán en base a las primarias mediante la adscripción de significados, definiciones y etiquetas lingüísticas a condiciones diferenciadas de la interacción social. Con esta explicación se podría decir que, la culpa se basa en el miedo. Las emociones cambian a lo largo de la historia y con diferentes contextos. La organización social y la estructura social pueden exacerbar o inhibir la producción de ciertas emociones. (Kemper, 1984). La forma de organización social determinaría la frecuencia probable de situaciones provocantes de ciertas emociones, la estructura social también reforzaría las respuestas funcionales o adaptativas, por lo cual, se determinaría un mayor desarrollo cultural y lingüístico de las emociones más probables y adaptativas. (En Echebarría y Páez, 1989)
Teoría de los cuatro factores de Thoits.

Según Thoits, una emoción consciente es una configuración de cuatro elementos: “indicadores situacionales externos, cambios fisiológicos, gestos expresivos, etiquetas o designaciones conceptuales” (Echebarría y Páez, 1989, p. 148). Thoits relaciona estos cuatro elementos con el lenguaje, es decir, la asociación de estos elementos viene determinada por el lenguaje; lo cual no hace que niegue la parte innata que puedan tener las emociones, sin embargo, solamente a través del lenguaje somos conscientes de esas experiencias. Por supuesto también toma en cuenta que el lenguaje viene precedido por la cultura, que es la que le da significado y distinción a los sentimientos. El que el lenguaje y la cultura sean los elementos que le dan cuerpo a los sentimientos, nos permite entender como alguien puede llegar a interpretar que todavía no ha sufrido una decepción amorosa, hasta que no llegan todos los indicios de una decepción como el dolor, que alguien nos abandone o el rechazo de otra persona, las cuales pueden ser claves o indicios, que sabemos pueden causar una decepción amorosa. (Echebarría y Páez, 1989). Los elementos de una emoción o un sentimiento, se asocian repetidamente a través del lenguaje y fortalecen a través de experiencias, por lo que la presencia de cualquier atributo emocional puede evocar a otros con el asociado. A sí mismo, a los cuatro componentes, Thoits los relaciona con las formas de enfrentamiento o doping, que son las formas de manipulación y control de las emociones negativas ya sea cognoscitivas o de comportamiento. Estas formas de enfrentamiento, son pues, técnicas de manejo de emoción, mejor conocidas como bio-feedback en donde se trata de dirigir a las emociones para bajar los niveles de stress y angustia. Esto implicaría según Thoits, la transformación de la emoción. Thoits dirige más su explicación de las emociones hacia la manera de controlar las situaciones estresantes, sin embargo, es importante el punto de vista que tiene de las emociones pues las coloca en primer lugar con la cultura y con el lenguaje, como parte determinante en la concepción que las personas tienen de las emociones.

Las normas del sentimiento son un conjunto de reglas compartidas socialmente, que nos indican como uno tiene que buscar sentirse, bajo reglas de deberes y derechos, frases como: “No debes de sentirte culpable por lo que te hizo” o “eso que sientes es amor” estos ejemplos son representaciones socialmente compartidas. Según esto, estas indicaciones forman el lado oculto de lo que son las ideologías, las cuales tienen como formas manifiestas las reglas o normas de demarcación del contexto, es decir, las normas que definen y le atribuyen un significado a las situaciones sociales. Las normas sociales dan lugar entonces a lo que Valencia, Páez y Echebarría (Echebarría y Páez, 1989) llaman normas del sentimiento, éstos se pueden asociar a cualquier momento o situación social; la laboral, por ejemplo, en donde hay trabajos que exigen determinadas expresiones emocionales como seguridad, cortesía: el caso de las mujeres que laboran es curioso, porque a las mujeres se les asignan roles en el ámbito laboral que a los hombres no, como sonreír (azafatas, secretarías, recepcionistas); Gordon (1981) a partir de esto, encontró que las mujeres controlan más rápido sus expresiones faciales de enojo y sonríen más a menudo que los hombres; Averill (1982), en un estudio realizado por una encuesta, encontró que las mujeres de su muestra experimentaban enojo tan a menudo y tan intensamente o más que los hombres pero ellas reaccionaban más sintiéndose heridas y llorando (En Echebarría y Páez, 1989).

Interaccionismo simbólico y emoción.

La situación es el factor determinante de la emoción, como Hochschild dice, serán las reglas o normas definición de la situación y del sentimiento las que determinarían el estado afectivo. Mead, uno de los autores clásicos del Interaccionismo Simbólico, excluye a las emociones de lo que llama vida social, sin embargo, algunos autores del Interaccionismo Simbólico creen que no es posible excluir a las emociones y han desarrollado perspectivas teóricas de las emociones (En Echebarría y Páez, 1989). Shott (1979), plantea cuatro premisas generales del Interaccionismo Simbólico para comprender la construcción de la Afectividad que realiza una persona:

a) Las definiciones de la situación e interpretaciones del actor social, son esenciales para comprender la conducta de éste. Es mediante un proceso creativo, a partir del cual el actor construye la afectividad.
b) La conducta humana es emergente, continuamente construida durante su ejecución.
c) Las acciones de los individuos son influenciadas por sus estados internos e impulsos además por los estímulos y sucesos externos. Las percepciones e interpretaciones emocionales del actor, son moldeadas tanto por los elementos externos como internos.
d) Las estructuras sociales y las regulaciones normativas son el marco de la acción, más que su determinante y modelan la conducta sin determinarla (Echebarría y Páez, 1989, p. 161).
Con estas cuatro premisas se postula que en el interior de las normas sociales los individuos construyen sus formas emocionales. Shott, 1979, Stryker y Statham, 1985 dicen que es el proceso creativo simbólico del actor el que definirá el significado emocional del estado fisiológico. Por lo cual, las emociones no son producto de activaciones fisiológicas sino el resultado complejo del aprendizaje, de la influencia social y de la interpretación (En Echebarría y Páez, 1989). James (1981), plantea que los sentimientos forman parte importante de la construcción del sí mismo; los sentimientos están asociados a la asunción de roles, a la capacidad de comprender y ponerse en la posición de otra persona sobre sí mismo (En Echebarría y Páez, 1989). Para esto Valencia, Páez y Echebarría plantean tres premisas sobre la asunción de roles que el Interaccionismo simbólico toma en cuenta:
A. Los individuos tienen la capacidad de tratarse a sí mismos como objetos. (El pensamiento no es más que el diálogo consigo mismo, como si uno fuera un ente objetivo).
B. Las concepciones sobre sí mismo de las personas y su capacidad para la interacción mental consigo mismo, se derivan ampliamente de la asunción de roles. Ésta se forma ya sea asumiendo los roles de otros significativos o del “otro generalizado”, es decir, del grupo  social que define la identidad del sujeto. El sujeto aprende las emociones tomando hacia sí mismo las reacciones y actitudes de los otros ante sí.
C. El control social es en gran medida autocontrol, ya que las personas pueden observarse y evaluarse a sí mismas como lo hacen otros, el control social puede actuar bajo la forma de autocrítica. El otro generalizado, que es la interiorización en el sí mismo de las actitudes del grupo social, es central en este proceso de auto evaluación. (p. 162)

Cuando alguien siente vergüenza por una determinada situación es porque hay una imagen simbólica sobre lo que la vergüenza simboliza, uno mismo se atribuye que al caerse enfrente de todos está sintiendo vergüenza pero también, la situación es determinada socialmente como vergonzosa.

Socialización e identidad.

Stone y Faberman (1970), plantean que el Interaccionismo simbólico asigna un lugar central a la socialización en la construcción de la identidad, las emociones también construyen a la identidad. La identidad ó Self es el constructo teórico en donde se da una interacción reflexiva entre el yo como objeto y el yo cómo sujeto (Mead, 1934), el Self es el producto de la internalización del “Otro generalizado” y se da por el proceso de socialización. En el Self se pueden encontrar diversas dimensiones, como la identidad, y la que por ahora nos interesa, las emociones. La Socialización del sentimiento es vista como un proceso que incluye el desarrollo de la identidad social, esto significa entonces el decrecimiento del egocentrismo temprano infantil y el crecimiento de la habilidad empática para con el otro. La socialización es entonces ese proceso por el cual el sujeto aprende gradualmente a verse a sí mismo desde el punto de vista de los demás, tanto a nivel cognitivo, comportamental y afectivo. (En Echebarría y Páez, 1989) Desde el Interaccionismo simbólico las emociones son una producción social, porque es la sociedad quien establece las normas de las emociones, del sentimiento adecuado a la definición de las situaciones y que se instauran en la persona. Las emociones son los estados de ánimo que acompañan a la persona. (Echebarría y Páez, 1989)

Perspectiva construccionista social de las emociones.

Según Valencia, Páez y Echebarría (Echebarría y Páez, 1989) las premisas de los construccionistas sociales serían las siguientes:
 La existencia de diferencias evaluativas de la misma emoción. Así, la “sumisión” o el “conformismo”, con connotaciones negativas en la cultura occidental, tendría una valoración positiva en la cultura nipona.
 En unas culturas las emociones pueden ser “intensas” y en otras “débiles”. Sería el caso anteriormente indicado de la vergüenza ajena.
 La existencia de cambios en el repertorio emocional a lo largo de la historia.
 Existencia de “cuasi-emociones” de carácter cultural.

Cuando se pueden observar las emociones a lo largo de la historia, se ve que hay distintas ideas socioculturales y valores relacionados con el desarrollo moral e intelectual, que implicarían concepciones específicas de las emociones a cada edad, lo mismo sucede en el caso del género. Los constructivistas sociales asumen la existencia de restricciones culturales a la intensidad de las emociones, al modo de expresión de las mismas y a sus contextos. Las emociones son pues “constructos de sentido común” son significados aprendidos que nos permiten organizar experiencias privadas. Las emociones están asociadas a una serie de creencias interpretativas. La gente internaliza y objetiva un discurso, en este caso el discurso emocional. (Echebarría y Páez, 1989) Como apuntan Valencia, Páez y Echebarría: “…para el construccionismo social, la emoción no existe en cuanto “núcleo duro” de la realidad, apoyado en patrones neurofisiológicos. Las emociones se construyen socialmente (se constituyen socio-culturalmente) a partir del lenguaje, de las normas culturales de interpretación, expresión y de sentimiento de las emociones, así como de los recursos sociales de los sujetos. La emoción es una actitud global (Armon-Jones, 1986) o una representación internalizada de las normas y reglas sociales (Averill, 1986)”. (En Echebarría y Páez, 1989, p. 174) Según Averill los sentimientos tienen normas sociales que explican qué emociones son las que surgen en las diferentes situaciones, las normas de sentimiento prescriben las formas sociales adecuadas de expresar las emociones. Las normas están asociadas a funciones sociales de la emoción. La aproximación construccionista social hace hincapié en el rol constitutivo del lenguaje sobre la experiencia emocional, esto implica que las emociones están influidas por los vocabularios afectivos y motivacionales que las ideologías proveen cómo útiles de legitimación social, estas ideologías sociales son la legitimación social. La designación lingüística con una categoría de vocabulario emocional, vincula un fenómeno con un conjunto de creencias sociales. (Echebarría y Páez, 1989)
Representaciones sociales y emociones.

Las personas aprenden o generan creencias populares llamadas de sentido común. Estas teorías informales o representaciones sociales, también influyen en la conducta emocional, esto implica que niños y adultos puedan reflexionar y teorizar sobre los antecedentes, expresiones y consecuencias de las emociones como por ejemplo, darle la cualidad de positivo ó negativo a las emociones. (Echebarría y Páez, 1989) Las representaciones sociales son los discursos públicos y las actuaciones asociadas a ellos, reflejando la reflexión que realiza un colectivo o grupo social sobre un fenómeno, así mismo se refieren al uso social del conocimiento, con el fin práctico de actuar ante un fenómeno; también es un conjunto de creencias, actitudes y un campo estructurado de ellas, que une explicaciones, clasificaciones, intenciones de conducta y emociones. En este sentido se puede decir que toda representación social tiene un componente emocional con ella. Además de ser la internalización de las emociones, esto implica que experimentar una emoción sería realizar y practicar las acciones físicas, verbales y mentales que sirven como criterio y expresión de una emoción, tal y como la emoción esté representada en las representaciones sociales dominantes. Las emociones serían la representación de ciertos roles sociales vinculados a las posiciones estables de la vida social. Estos roles están implicados a los estereotipos, que por ejemplo, podemos ver en la literatura, el teatro, el cine, la televisión, etc., en general estos roles son patrones de conducta íntimamente ligados a ciertos valores y a la definición de la identidad. (Echebarría y Páez, 1989)

Emociones o Afectividad.

Hasta ahora, se han presentado algunos de los principales planteamientos que se tienen en la Sociología y Psicología Social con respecto a las emociones, son evidentes las diferencias que unos con otros tienen y también es posible ver las diversas explicaciones sobre lo que es una emoción y de dónde provienen éstas. La respuesta o por lo menos una respuesta no es posible si se ven a las emociones desde tantas perspectivas. La discusión está sobre la mesa y aún no ha concluido. La explicación fisiológica es una forma de justificación causal, como aclarar que una persona está irritable porque se desveló o está cansado. Según Cheshire y Solomon (1984), las explicaciones fisiológicas se aplican independientemente de que el sujeto se dé cuenta o no de ellas. Por ejemplo, cada emoción tiene sus causas próximas en el cerebro. A las emociones comúnmente se les trata como cuestiones de “instinto”, como vestigios de un pasado más primitivo, como aspectos de nuestra biología y psicología que no se aprenden, vienen innatos. También se señalan en las emociones algunas diferencias culturales con respecto a cómo se siente, Briggs, en su libro “Never in Anger”, dijo que en algunas tribus de esquimales la gente nunca se enoja, y no es que no lo expresen es que no lo sienten, de hecho en su vocabulario la palabra no se encuentra. También se ha dicho que en muchas culturas no se comparte esa idea idílica del amor romántico, esta emoción no corre entonces la misma suerte de explicación y análisis del que comúnmente podemos conocer, más bien deberá ser verificable en su situación o contexto. Pero las emociones contienen también conceptos y creencias, que se pueden aprender de cierta cultura y están determinadas por las sociedades. Lindzey (1984) y Leach (1981), dan por sentado que las emociones son esencialmente las mismas en todos los pueblos y en todo el mundo (En Cheshire y Solomon, 1984).

Para los neo-darwinistas, las emociones tienen un determinante biológico que propicia la adaptación de las especies, es decir, que evolucionen. La emoción viene precedida por cambios internos en el organismo ya sea a niveles neuronales, químicos, o físicos, las emociones son adaptaciones conductuales innatas en el ser humano, en otros casos las emociones serán la percepción de los cambios fisiológicos y en un segundo lugar estará la estructura social que las modificaría, para otros las emociones tienen el componente cognitivo a lo interno que modificará a las emociones. En el Construccionismo Social, los componentes fisiológicos, motórico-expresivos y aún subjetivos, se desdibujan ante el predominio otorgado al contexto e interacciones sociales (en particular de los lenguajes culturales). Las emociones se construyen socialmente (socio-culturalmente) con el lenguaje. La emoción es una actitud global o una representación internalizada de las normas y reglas sociales. (Echebarría y Páez, 1989) Scherer, propone para la explicación de las emociones una concepción multicomponencial, en donde incluye la cognición, la motivación y la conducta como componentes de la emoción. Kuhl (1986), sugiere una diferenciación respecto a la propuesta de Scherer planteando que el término cognición se reserva para los procesos que median la representación y adquisición del conocimiento del mundo. Los procesos motivacionales relacionan el sujeto con el mundo, de manera activa, es decir, se asocian a los objetivos del organismo en su esfuerzo de producir cambios deseados en el ambiente. En donde los procesos emocionales sirven para evaluar la significación personal de los hechos del mundo. (En Echebarría y Páez, 1989) William James hace 100 años en un artículo publicado en la revista Británica Mind, planteó que “la emoción es una reacción fisiológica, esencialmente en su acompañamiento sensorial: un “sentimiento”. (Cheshire y Solomon, 1984, p. 9) Aristóteles en su obra Retórica formuló una teoría de la emoción, en donde en su opinión, la emoción es una forma más o menos inteligente de concebir cierta situación, dominada por un deseo, como por ejemplo la cólera vuelta en deseo de venganza o la pasión volcada a la conquista de un sueño. (Cheshire y Solomon, 1984)
Cheshire y Solomon (1984), plantean que las anteriores teorías han sido parte del debate moderno sobre lo que es una emoción; la parte fisiológica que indica la participación de las reacciones y sensaciones fisiológicas en la experiencia de la emoción; así como también, la parte en donde la emoción es un mundo de pensamientos a menudo inteligentes nada lejanas de lo que nosotros llamaríamos razón o incluso más agudas que la razón misma. Tomando todo lo anterior, tenemos que la emoción abarca tres componentes: el fisiológico, el cognoscitivo y el social. Una emoción es una reacción fisiológica pero también es una actividad cognoscitiva que identifica a una emoción y la forma de identificar a la emoción sólo se da en los significados que le adjudica la sociedad. Filósofos y Psicólogos son los que más se han concentrado en el estudio de las emociones. En los casos de la Filosofía y la Psicología las emociones no habían formado parte central de sus grandes temas de estudio, las teorías de la emoción han sido expuestas dentro de contextos más amplios, como el origen del conocimiento moral o el análisis y clasificación de los estados mentales en general; en años recientes el tema de las emociones ha tenido más auge dentro de ambos campos de conocimiento viendo la necesidad de estudiar a las emociones como un solo campo de estudio. (Cheshire y Solomon, 1984) No cabe duda que en cuanto a saber que es una emoción, existen diferentes explicaciones, por ejemplo, si las emociones sólo son las “violentas” como el odio; debemos entonces considerar que el amor por la justicia es como una pasión “calmada”, pero como dice Hume ambas son emociones.

La Afectividad Colectiva mira las emociones o afectividad con la cualidad de estar enmarcadas dentro de la situación, el lugar, o contexto, etc., explicación que da la Gestalt en sus inicios y en donde la emoción siempre estará en una situación o lugar determinados cualquiera que ésta sea, el primer amor será eso mismo el primero y habrá más enamoramientos pero esos serán otros diferentes en sus situaciones. Según esto, lo que se está a punto de sentir, indudablemente se siente, aunque sea sólo un sonrojo o pequeñas mariposas en el estómago, es afectividad y se coloca dentro de una situación determinada, no es más ni menos, eso sí, puede tener distintos adjetivos para cada situación (Fernández, 2000). Hartmann (En Gurméndez, 1985), señala que en el mundo real están entidades tan heterogéneas como las cosas materiales o lo viviente, a pesar de esto todas ellas están situadas, coexisten al mismo tiempo. La situación es la que enmarca a la afectividad y la situación es social. A las emociones se les ha tratado de listar desde la antigüedad, esto ha dado una variedad de listas de emociones básicas, con la idea de que dichas emociones se encuentren prácticamente en todas las personas, Descartes realizó una lista de seis emociones básicas: asombro, amor, odio, deseo, gozo y tristeza. John Watson, en su metafísica emocional menciono sólo tres emociones básicas: cólera, temor y amor. Ante esto Gergen (1996), dice que preguntar cuantas emociones hay sería como pedirle a un crítico teatral que enumerara la serie de personajes que hay en el teatro, duro, pero cierto en la medida en que estos estudios de conteos no se percaten del marco cultural que contienen a las emociones (En Gergen, 1996). Para la Afectividad colectiva no es posible llegar a una clasificación o a una lista de emociones básicas; Fernández (2000), propone que los sentimientos cuando se distinguen ya no son sentimientos en sí son un pensamiento el cual denota racionalidad, conciencia, lógica, cosas que el sentimiento tiene en otros sentidos. Spinoza lo planteaba así: “Las emociones son ideas confusas, destinadas a resultar ideas distintas, y una vez que resultan ideas distintas dejan de ser afecciones”. (Fernández 2000, p. 22)
Por lo cual, en la Afectividad Colectiva los sentimientos o emociones, es decir lo afectivo, no se puede distinguir en listados de emociones básicas porque para poder definir a los sentimientos no hay que listarlos o clasificarlos ya que eso los desnaturaliza, hay que indistinguirlos; sentir es lo que no se sabe pero se siente y está ahí, a los sentimientos se les resta de las cosas y situaciones de las que forman parte, a partir de ahí se puede conocer su naturaleza. (Fernández, 2000) Es posible que nos encontremos en confusión al revisar todas estas teorías tan diversas sobre las emociones, Armistead, 1974; Billig, 1976; y Parker, 1989 plantean que una de las características de los estudios de las emociones en la Psicología Social es “la relativa ausencia de cuestionamiento respecto a la emoción per se”( Fernández, 2000, p. 155), es decir, podemos entender de la emoción que es una cognición, que puede ser evolutiva, que es social, como y cuantas veces la podemos clasificar, o que nos enseña moralmente, pero de la emoción propiamente no entendemos nada más.


Panambí Morales
Tomado de la tesis de:  Morales Vidales, A. P. (2008). Las Formas Sociales de la Afectividad Colectiva. UNAM: México
 Clasificación en UNAM: 001-01921-M1-2008

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